Por Jesusa
Cervantes.
A pesar
del intenso cabildeo por parte de diversas empresas de alimentos empaquetados,
la Cámara de Diputados no se dejó convencer y con 458 votos a favor aprobó el
etiquetado frontal de advertencia en alimentos y bebidas no alcohólicas.
El
proyecto fue turnado al Senado de la República para su discusión.
Lo que se
busca es que los consumidores tengan acceso a información clara, veraz y
visible a la hora de comprar alimentos y bebidas procesadas y, de esta forma,
tener conciencia del alto contenido calórico, sodio, grasas y/o azucares de
estos productos.
La
reforma a la Ley General de salud también busca combatir el sobrepeso y la
obesidad.
Al
argumentar la reforma, la diputada Miroslava Sánchez Galván, presidenta de
la Comisión de Salud, dijo que “el etiquetado frontal de advertencia responde
al contexto nacional de crisis de salud pública por la epidemia de sobrepeso y
obesidad […] es una herramienta de promoción de la salud pública que entra en
una estrategia amplia e integral y basada en evidencia sólida”.
El
etiquetado deberá advertir sobre los daños a la salud por consumir alimentos
cargados en grasas saturadas, con elevados niveles de azúcar y excesos de
sodio.
De acuerdo
con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), tres
de cada 10 niños de entre 5 y 11 años padecen sobrepeso u obesidad. La cifra es
similar entre los adolescentes y, de seguir esta tendencia, uno de cada dos
niños desarrollará diabetes.
La morenista
Carmen Medel Palma, quien votó a favor de la medida, dijo que “ya tenemos
una medalla de oro deshonrosa en los niños ocupando un primer lugar, y una
medalla de plata en los adultos ocupando un segundo lugar. Ustedes dicen si nos
las quitamos o nos las dejamos”.
En los
adultos, el panorama es más grave: 70 de cada 100 personas padecen sobrepeso u
obesidad; además el 9.4 % de la población en México vive con diabetes, esto es,
más de 7 millones.
De acuerdo
con la Secretaría de Salud, el 45% de las muertas están relacionadas con
enfermedades como la diabetes, obesidad, problemas cardiovasculares,
padecimientos todos, asociados al consumo de productos procesados con bajo
contenido nutricional.
Atender
dichos padecimientos tiene un costo para el Estado de alrededor de 372 mil
millones de pesos al año, es decir, el 2 % del Producto Interno Bruto.
La reforma, además
de obligar al etiquetado frontal, facultan a las autoridades sanitarias a
promover campañas nutrimentales a fin de modificar los hábitos alimenticios.
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