Jorge
Carrasco Araizaga.
En medio de
uno de sus peores descalabros ante la delincuencia organizada, durante las
emboscadas ocurridas el 24 de marzo en Nuevo Laredo la Secretaría de Marina “omitió” informar sobre la muerte de una
familia. Un día después, hasta que medios locales revelaron que dos adultos y
dos niñas fueron masacrados a raíz de los enfrentamientos, la Semar mencionó el
caso al afirmar que sus integrantes no causaron esas muertes, aun cuando hay
testimonios que indican lo contrario. Organizaciones defensoras de los derechos
humanos sostienen que la violencia se ha incrementado en el norte del país
desde que los marinos asumieron el control de la seguridad pública.
La
Secretaría de Marina (Semar) sufrió una
de sus peores derrotas desde que fue declarada la guerra contra el
narcotráfico. Pese a tener el control directo de la seguridad pública en
Tamaulipas y contar con tres sectores navales, la delincuencia organizada
perpetró un inusitado ataque en Nuevo Laredo: en unas cuantas horas realizó
tres emboscadas contra infantes de marina, a raíz de las cuales murió uno de
ellos y otros 12 resultaron heridos, tres de ellos de gravedad.
En el saldo también se cuenta la
indignación por la muerte de una familia, incluidas dos niñas, hecho que la
Marina intentó mantener oculto.
Aunque la institución se deslindó por
las muertes de esos civiles, desde el principio los familiares de las víctimas
han sostenido públicamente que los papás y las dos niñas, de cuatro y seis
años, fueron alcanzados cuando los marinos dispararon desde un helicóptero la
madrugada del domingo 25. Las víctimas regresaban a su casa después de una
reunión familiar.
La Red por
los Derechos de la Infancia en México (Redim) recordó que un caso similar
ocurrido en 2010, en el que estuvo implicado el Ejército, terminó en manos de
los tribunales militares, los cuales “no pudieron probar” la participación de
los soldados en los hechos y el asunto quedó sin castigo. La organización pidió
que sean las autoridades civiles las que hagan la investigación de lo que
realmente pasó en Nuevo Laredo entre la noche del sábado 24 y la madrugada del
domingo 25 de marzo.
Tras los ataques, los agresores,
supuestos miembros del Cártel del Noreste, advirtieron a la población que a
partir de ese día declaraban un toque de queda: “Si no tienen que salir por
ningún motivo, ni se asomen (…) Toda esta semana será de puros topones”.
Pocas horas después de los
enfrentamientos en Nuevo Laredo, el lunes 26, hubo otra emboscada en Reynosa.
Esa vez fue contra policías estatales de la llamada Fuerza Tamaulipas. En el
tiroteo, tres de los atacantes murieron, pero también resultó herido un niño de
dos años, quien en imágenes que circularon en redes sociales se ve cómo fue
protegido por la policía.
La Marina se
deslindó de la muerte de la familia en Nuevo Laredo, aunque sin mencionarla en
ningún momento. Argumentó que los calibres de los casquillos encontrados en el
lugar no corresponden a las armas con que van artillados sus helicópteros,
además de que su actuación se apegó al Manual del Uso de la Fuerza, de
Aplicación Común a las Tres Fuerzas Armadas y en estricto respeto a los
derechos humanos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.