El esfuerzo del
Presidente Donald Trump para volver a trabajar el acuerdo comercial con Canadá
y México se tambalea por una variedad de enojadas quejas de legisladores
demócratas y republicanos que no se comprometen a respaldar el plan.
“Trump llegó a un
acuerdo con Canadá y México el año pasado para actualizar el Tratado de Libre
Comercio de Norteamérica de 1994. Pero el Congreso debe aprobar el acuerdo, y
la Casa Blanca no ha podido aplacar las crecientes quejas”, dice esta mañana The Washington
Post.
Esto coincide con un
creciente discurso agresivo de Trump contra México en la cercanía de las
elecciones presidenciales. Ayer habló de “maldita frontra” y antier dijo que
México “no hace nada” por la migración”.
Y el acuerdo comercial está atorado.
“El objetivo de la
administración es lograr que el pacto se apruebe antes del receso anual de
agosto del Congreso. No está claro si la línea de tiempo es realista. Pero
retrasar la acción después del Día del Trabajo podría aumentar
considerablemente el riesgo político debido a la aceleración de la campaña
presidencial”,
agrega.
En el último obstáculo, los
senadores republicanos clave, incluido el presidente del Comité de Finanzas,
Charles E. Grassley (republicano), comenzaron a insistir en que Trump levante
las tarifas de acero y aluminio impuestas a Canadá y México como condición
previa para cualquier voto en el Congreso, dice el diario estadounidense.
“Grassley dijo en una
entrevista el jueves que había presentado el caso directamente a Trump en una
reunión reciente, pero que el Presidente se negó a ceder. No obstante, Grassley
predijo que Trump no tendría más remedio que rendirse si desea que el nuevo
acuerdo TLCAN, una de las promesas de su campaña presidencial, avance”, agrega el Post.
Los principales
asesores de Trump, incluido el Representante de Comercio de los Estados Unidos,
Robert E. Lighthizer, se niegan a cancelar los aranceles hasta que Canadá y
México acepten cuotas sobre sus exportaciones de metales. Las tarifas se
impusieron el año pasado en respuesta a una inundación de acero chino que
deprimió los precios globales y afectó la suerte de los fabricantes de acero
estadounidenses.
“El gobierno ahora
quiere cuotas como defensa alternativa contra envíos de China que se dirigen al
mercado estadounidense a través de Canadá o México”, dice The Washington Post.
“Pero para Canadá, también, las tarifas son el mayor punto de apoyo para
considerar un acuerdo. El gobierno del Primer Ministro Justin Trudeau,
debilitado por la controversia política interna, enfrenta a los votantes en
octubre. La Cámara de los Comunes de Canadá tiene una ventana cada vez más
estrecha para ratificar el acuerdo por su parte, y podría ser casi imposible si
las tarifas se mantienen”.
El acuerdo comercial revisado, que Trump denomina USMCA, “requeriría que se ensamblaran más
componentes de automóviles en América del Norte para evitar sanciones a las
importaciones, imponer disposiciones salariales más altas, abrir el sector
lácteo de Canadá e incluir reglas más estrictas para la propiedad intelectual y
el comercio por Internet”, agrega el diario.
“El apoyo de los
demócratas de la Cámara de Representantes sería crucial para que el nuevo
acuerdo comercial avance, pero han planteado una serie de problemas. Algunos
liberales han insistido en que el acuerdo no debe comenzar debido a una
disposición relacionada con los medicamentos recetados, una postura inflexible
que ha molestado a un grupo de sus compañeros demócratas que están más
orientados hacia el libre comercio”, dice.
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