Javier Risco.
¿Cómo creerle
al presidente Andrés Manuel López Obrador si es contradictorio en su discurso,
incluso en el mismo día?
¿Cuál es el
Andrés que nos gobierna? ¿El que nos da el derecho a disentir acompañado de una
lluvia de insultos que alientan a las benditas redes sociales a hacer escarnio
público? ¿O nos gobierna el Presidente conciliador que esa misma tarde llama a
la reconciliación con una gobernadora priista que es abucheada por las mismas
huestes que lo apoyan descalificando a la prensa?
Ayer,
durante la conferencia matutina presidencial, el periodista Pedro Ferriz Hijar
tomó el micrófono para preguntar por segundo día consecutivo –el lunes lo hizo
Humberto Padgett–, si llamar constantemente a la prensa opositora como “prensa
fifí” no implicaba continuar con la confrontación y la división no sólo entre
la fuente sino entre la población que ha adoptado sus calificativos como
propios.
“Yo creo que
debemos de parar esta confrontación entre fifís y no fifís, señor Presidente, y
empecemos a buscar la forma en trabajar por un México mejor, por dejarnos de
confrontaciones que son históricamente inconvenientes e innecesarias y que
podamos unir esfuerzos.
“Porque,
mire, señor Presidente, yo sería el más feliz de poder estar de acuerdo con
todo lo que dice, pero creo que la prensa no está aquí para estar de acuerdo
con todo, estamos aquí para apoyar y para representar al pueblo.
“Y yo creo
que debemos de dejarnos entre fifís y no fifís, y trabajar en conjunto por el
país y vengo aquí hacerle la pregunta directamente, a preguntarle: ¿Podemos
parar con esta confrontación y empezar a trabajar a favor de México?”, le
subrayó el periodista que más allá de filias y fobias sobre él, tenía una
petición de reconciliación, esa misma reconciliación de la que diario habla
López Obrador y que poco pone en práctica.
¿Cómo podría
AMLO negarse a una petición tan expresa de trabajo en conjunto?
Pues… la
respuesta del Presidente puso de nuevo sobre la mesa la idea que ha instalado
en la mente de sus simpatizantes: cuestionarlo es ser conservador e ir en
contra de una transformación en México. ¿Alguien le explicó ya la función
social y de denuncia de la prensa?
Como el
padre que primero da una palmada en la espalda y luego te aplica el castigo, el
Presidente reviró: “no hay rencores, no hay odios. Es el ejercicio de nuestro
derecho de réplica, antes como no tenía autoridad moral el gobernante, no tenía
autoridad política, si no se tiene autoridad moral, no se puede tener autoridad
política, cualquier periodista lo ninguneaba y no podía responder porque le
sacaban sus asuntitos.
“Yo tengo
autoridad moral, entonces, por eso cuando estoy viendo que hay una actitud
tendenciosa de la prensa, porque eso no tiene nada que ver con la polarización,
siempre ha existido una prensa conservadora, una prensa fifí. Yo no inventé lo
de fifí.
“(…) ¿Qué
son, al final, los fifís? Son fantoches, conservadores, sabelotodo, hipócritas,
doble cara”.
Menos de 8
horas después, en un acto público en su visita a Sonora, ese mismo Andrés que
en la mañana era el Presidente que no olvida ni perdona lo que ha considerado
agravios de la prensa a su movimiento, pidió a los asistentes que abuchearon a
Claudia Plavlovich, la gobernadora priista –casi por definición perteneciente
entonces a la mafia del poder– que pararan los abucheos.
“Quiero
agradecer el apoyo de la gobernadora de Sonora y el apoyo del presidente
municipal y ¿saben qué? Ya, como dicen los jóvenes, ya chole con los pleitos ¿O
quieren seguir peleando? ¿Verdad que lo mejor es la unidad?
“Vamos a la
cuarta transformación por el camino de la concordia. La cuarta transformación
es la reconciliación de todos los mexicanos”.
Entonces,
¿qué Presidente nos gobierna? ¿El mañanero que no olvida o el vespertino
reconciliador? Es duda real.
¿Qué
Presidente nos gobierna? ¿El mañanero que no olvida o el vespertino
reconciliador?
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