Por
Guadalupe Correa-Cabrera.
Mucho se ha dicho sobre las caravanas
migrantes y una crisis en la frontera, particularmente desde que se formó una
caravana de magnitudes sin precedentes en octubre del año pasado. Desde ese
momento, las movilizaciones de este tipo no se han detenido y varias decenas de
personas llegan diariamente a la frontera México-Estados Unidos en busca de
asilo. Las caravanas de migrantes y las crisis manufacturadas en la frontera no
son algo nuevo. Sólo basta recordar las movilizaciones de los DREAMers, la
crisis de los denominados “migrantes no acompañados”, la caravana de madres de
desaparecidos centroamericanos en su tránsito por México y las caravanas
organizadas en el marco del “Viacrucis Migrante”. El uso político de estos
fenómenos tampoco es algo novedoso. Lo verdaderamente original es que en la era
actual el Presidente de los Estados Unidos utiliza las imágenes de estas
movilizaciones para justificar su agenda política nacional (de naturaleza
anti-inmigrante y xenófoba en esencia) que incluye la construcción de un muro
fronterizo con México en el contexto de la declaración de una supuesta
“emergencia nacional”.
Lo que está en juego en los Estados
Unidos en este preciso instante no es una cosa menor. Estamos hablando de una
lucha por el poder político y el control de la industria armamentista y el
complejo militar-industrial-fronterizo (que incluye a los contratistas
privados) en la nación más poderosa del mundo. Por lo tanto, es muy importante
comprender el tablero político y la lucha de poderes que se genera en la
capital de ese país (Washington DC) y que utiliza, como pretexto, las imágenes
de lo que se percibe como una crisis en la frontera. Por primera vez en la
historia de los Estados Unidos de América, la frontera con México y el tema
migratorio ocupan un lugar central en el discurso político y en el proceso
electoral de ese país. Existen, por lo tanto, razones de gran peso para pensar
que lo que vivimos ahora en las dos fronteras de México y en las rutas
migratorias no es algo orgánico. Perece ser que el fenómeno se construye a partir
de imágenes manufacturadas por poderosos intereses económicos y políticos,
representados por los dos principales partidos políticos de esa nación.
El problema de los que viven en
condiciones infrahumanas en Centroamérica no es menor, ni nuevo tampoco. Lo que
es distinto es el uso político en los Estados Unidos de la tragedia humana que
viven aquellos que se ven forzados a dejar sus países por falta de
oportunidades en naciones devastadas por la corrupción, la miseria y la extrema
violencia. Resulta difícil comprender por qué ahora, para muchos en la Unión
Americana, importa tantísimo el tema de la crisis de seguridad en el Triángulo
Norte, la separación de familias centroamericanas y una crisis humanitaria que
lleva a miles de personas a dejar sus hogares y todas sus pertenencias en sus
lugares de origen. Considerando que la tragedia que rodea al fenómeno lleva ya
muchos años, y recordando las múltiples violaciones a los derechos de los
migrantes desde mucho antes, así como los miles y miles de muertos y
desaparecidos en su paso por México para alcanzar el sueño americano, nos
parece sorprendente que sea sólo hasta ahora que poderosos grupos de interés
estadounidenses hagan del fenómeno su bandera y se manifiesten ferozmente de un
lado o del otro en el espectro ideológico y político. Ahora sí parece
importarles el dolor de los migrantes a los americanos.
En esta nueva dinámica surgen
supuestos activistas, que forman organizaciones (según) “sin fines de lucro”
registradas en Estados Unidos, que hablan en inglés y que reciben jugosos
financiamientos a través de plataformas electrónicas de financiación colectiva
(crowdfunding) como GoFundMe o Venmo, o mediante eventos de recaudación de
fondos (fundraisers) organizados por terceras personas. Los fondos que se
mueven a través de estos medios y plataformas electrónicas para algunas de
estas organizaciones son millonarios en ocasiones, pero resulta extremadamente
difícil identificar el origen real de los recursos. En este nuevo contexto,
aparecen grupos advenedizos de auto-proclamados defensores de derechos humanos
que presentan su causa a través de sentimentales videos con niños, mujeres y
familias necesitadas que sólo podrían salir delante de la mano de estos nuevos
benefactores. Curiosamente, dichos “activistas”, surgieron de la nada, no
tienen experiencia real en el tema migratorio, pero ahora su bondadosa causa
les da legitimidad para existir y recibir fondos (a veces muy cuantiosos) para
realizar sus importantes actividades “altruistas”.
Valdría la pena investigar el caso de
grupos como Pueblo Sin Fronteras, Al Otro Lado, Diversidad sin Fronteras,
Bridges of Love Across Borders, Minority Humanitarian Foundation y un gran
número de organizaciones que se conectan y comunican a través de plataformas o
redes sociales como Caravan (Border) Support Network o San Diego Rapid Response
Support Network. Estamos hablando de grupos de activistas “pro-migrantes”,
abogados de migración, administradores de albergues (nuevos) para dar apoyo a
migrantes y otros grupos que acompañan las caravanas. Estos “bien
intencionados” actores estadounidenses llegan seguidos de periodistas y
fotógrafos que van cubriendo paso a paso sus actividades. A simple vista,
parecen realizar una noble misión, pero de manera sospechosa alientan (y
facilitan de distintas maneras) la migración en masa.
Cabe destacar que no nos referimos a
los defensores de derechos humanos tradicionales que habían venido trabajando
(con honestidad y profesionalismo) en México y Centroamérica por muchos años
para ayudar a los migrantes en su difícil camino. Estamos ahora identificando
nuevos grupos de origen y financiamiento sospechosos. Las imágenes del fenómeno
que apoyan estos “activistas” son captadas por los medios de comunicación
masivos (tradicionales y electrónicos) y apoyan el discurso xenófobo del
Presidente de los Estados Unidos que pide la construcción de un muro y el
reforzamiento de la infraestructura para la seguridad fronteriza y la
ampliación de los centros de detención. Las escenas captadas por las cámaras
digitales y de televisión dan la impresión de que lo que realmente se vive en
la frontera es una emergencia nacional o una crisis humanitaria. ¿Para quién
trabajan (directa o indirectamente) los activistas?
Con el objetivo de tratar de entender
un fenómeno que nos tomó por sorpresa a muchos, y que se colocó, por primera
vez en la historia, en el centro del debate de la política estadounidense, es
preciso dar seguimiento a las acciones de los actores involucrados en la
movilización en caravana. También deben reconstruirse las redes que unen a los
grupos de activistas advenedizos con la política americana y los grandes
intereses económicos que conforman el gran complejo fronterizo-militar
industrial de los Estados Unidos. Por fortuna, ya existe un trabajo de ese
tipo. En mi propia búsqueda por respuestas sobre el tema, me encontré con una
persona extraordinaria que con sus investigaciones me dio (nos da) luz para
comprender de mejor manera un fenómeno extremadamente complejo.
Me refiero a
Cindy Azucena Gómez-Schempp, locutora principal (junto con su marido Duke
Gómez-Schempp) del programa de radio A Mexican Crossing Lines. Cindy es
mexicano-americana y reporta desde Fargo, en Dakota del Norte y su ciudad
hermana Moorhead, Minnesota. Ella también es la directora de la estación de
radio KPPP FM y es la vicepresidenta del Proyecto de la Prensa del Pueblo
(People’s Press Project, PPP). Gómez-Schempp fue editora en jefe del diario
High Plains Reader, y se define como educadora en temas de cultura, identidad y
lenguaje; es además escritora, periodista, activista/defensora de derechos
humanos, esposa, madre y otras cosas.
Cindy me ayudó a comprender mejor el fenómeno de
la migración en caravana que se utiliza como instrumento político y para
avanzar los grandes intereses geoestratégicos que dominan la esfera
internacional. Recomiendo ampliamente la revisión cuidadosa de todo el trabajo
que ha realizado ella y que está relacionado con las caravanas migrantes desde
Centroamérica hacia los Estados Unidos (en su página del programa A Mexican
Crossing Lines: http://kpppfm.com/a-mexican-crossing-lines/). El trabajo de
Cindy confirmó mis propias sospechas y reforzó mis cuestionamientos. Además, me
ayudó a refinar mis teorías y a entender algo que no es sencillo de entender:
la lucha por el poder en el país más poderoso del mundo (si es que todavía lo
es). Ella ha seguido de cerca a los activistas que promuevan la migración en
masa (en caravana) desde Centroamérica y ha hecho el mejor trabajo de
investigación sobre la formación de estos movimientos que he podido revisar
hasta la fecha.
El trabajo
de Cindy Gómez-Schempp no sólo es
extraordinario y meticuloso; explica una compleja red de intereses políticos,
financieros y de medios de comunicación que nos deja ver de mejor manera lo que
realmente está sucediendo en la frontera. Lo más sorprendente del trabajo de
esta valiente mujer es la conexión que encuentra con un evento que cimbró a su
comunidad en Dakota del Norte: las protestas masivas en la reservación sioux de
Standing Rock. Dichas movilizaciones se realizaron en contra de la construcción
de un oleoducto (Dakota Access) que pasaría por tierras de nativos-americanos.
Los manifestantes que se oponían a la construcción del oleoducto Dakota Access
(utilizando el hashtag #NODAPL) se autodenominaron “Protectores del Agua”
(water protectors), debido a que la construcción del oleoducto podría poner en
peligro el agua potable en Standing Rock.
Cindy reportó desde 2016 sobre las verdaderas
motivaciones de la protesta y sobre los grupos de pseudo-activistas que se
beneficiaron con donaciones millonarias (parecido al tema de las caravanas)
causando disturbios severamente violentos en Standing Rock y desvirtuando al
movimiento. Al final se terminó construyendo el oleoducto, se desvirtuó el
movimiento y los activistas obscuros se regresaron a sus casas. No se sabe el
destino final de gran parte de las donaciones millonarias que recibieron estas
personas para apoyar un movimiento legítimo, pero que ellos manipularon al
final a su antojo. Así, pareciera ser que estos pseudo-activistas sirvieron a
intereses particulares (muy poderosos) y se sirvieron, al mismo tiempo, de
parte de los fondos destinados para su aparente lucha por una causa que nunca
fue realmente defendida.
Cindy
Gómez-Schempp, con su muy particular
estilo de reportaje—agresivo y controvertido, pero divertido, franco, apegado a
la verdad y sustentado en evidencia—nos narra esta tragedia paso a paso. Su
investigación es sorprendente y más sorprendente aún es que parece haber
quedado enterrada en el olvido (el caso de Standing Rock). No me parece raro,
debido a que llega a tocar intereses realmente poderosos. No me parece extraño
tampoco entonces que los activistas vinculados a la protesta no quieran
mencionar su nombre siquiera cuando se refieren a ella (y eso me consta). En la
narración de Gómez-Schempp se vinculan de manera endogámica: activistas,
periodistas, políticos, documentalistas y gente del espectáculo. Los
facilitadores y financiadores de este show mediático con fines aparentemente
económicos son personas con mucho dinero y mucho poder en los Estados Unidos y
quizás fuera de nuestro continente.
Cindy exhibe a los operadores en la protesta de
Standing Rock. Asimismo, está exhibiendo a los actores malos que promueven las
caravanas en la tierra, en los medios, en el ciberespacio, en Hollywood y en la
política y el gobierno estadounidenses. Nuestra periodista estrella observó
cómo algunos de los principales activistas en la movilización en Dakota del
Norte dirigieron sus esfuerzos hacia Centroamérica, México y hacia la frontera
México-Estados Unidos. Llegaron ellos con las caravanas. Sólo Cindy, que cubrió
Standing Rock, detectó a esas personas e identificó su modus operandi—muy
parecido al de Standing Rock.
Así se explica entonces cómo operan y
se conectan grupos como Pueblo Sin Fronteras, los abogados de Al Otro lado,
Diversidad Sin Fronteras, Bridges of Love Across Borders, Minority Humanitarian
Foundation, entre otros. A través de la revisión del trabajo de Cindy se puede
hacer un seguimiento del comportamiento irregular, declaraciones y
complicidades de los principales actores que participan en estos procesos como
Irineo Mújica, Alex Mensing, Nicole Ramos, Birdie Gutiérrez, Anakai Flote
(“Pitaya Queen”), Mark Lane, et al. En el trabajo de Cindy Gómez-Schempp se
encuentran testimonios alarmantes que podrían justificar investigaciones
formales e inclusive acciones legales sobre las labores de estos grupos. Invito
a revisar este trabajo.
Recomiendo la revisión cuidadosa del
siguiente material para comenzar a entender la verdad de las caravanas
migrantes. Ya iremos explicando, por partes, de qué se trata esta
investigación. Cortesía de Cindy-Gómez-Schempp y su esposo:
Articulo:
Protestantes de Standing Rock se filtran a la caravana
http://kpppfm.com/articles/protestantes-de-standing-rock-se-filtran-a-la-caravana-migrante/
Estafando la
Caravana
http://kpppfm.com/sabor-latino/en-espanol-a-mexican-crossing-lines-estafando-la-caravana/
Red de apoyo
fronterizo para las caravanas
http://kpppfm.com/sabor-latino/a-mexican-crossing-lines-red-de-apoyo-fronterizo-para-caravanas/
Choques con
la caravana migrante
http://kpppfm.com/sabor-latino/a-mexican-crossing-lines-caravan-clashes-choques-con-la-caravana-migrante/
Coordinadores
de la caravana
http://kpppfm.com/sabor-latino/a-mexican-crossing-lines-coordinadores-de-la-caravana/
Caravana
LGBTQIA (con subtítulos en español)
http://kpppfm.com/live-shows/a-mexican-crossing-lines-lgbtqia-caravan/
Pitaya Queen
(español)
http://kpppfm.com/sabor-latino/a-mexican-crossing-lines-pitaya-queen-y-la-caravana-lgbt-en-espanol/
Interview with Pastor Rivera
http://kpppfm.com/live-shows/a-mexican-crossing-lines-interview-with-pastor-albert-rivera-caravan-coordination/
Caravan
activists: Crimes in Mexico and US
http://kpppfm.com/live-shows/a-mexican-crossing-lines-caravan-activists-crimes-in-mexico-and-us/
Sam Slovick
caravan connections
https://www.youtube.com/watch?v=DSEcmmr7l_Q&t=2514s
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