Por Ricardo Ravelo.
En el sector aduanero
del país es urgente una limpieza profunda, “de arriba hacia abajo”, como
propuso el Presidente Andrés Manuel López Obrador cuando, en plena campaña
política, se refería a la corrupción institucional.
Las aduanas –49 en
total –cayeron en profunda crisis de corrupción durante el Gobierno de Enrique
Peña Nieto: por esas puertas ingresaron al país cientos de toneladas de
textiles, armas, municiones, precursores químicos, droga, dinero y todo lo
ilegal que es manejado por el contrabando y la delincuencia organizada.
La mafia del
contrabando operaba de esta manera: lista la mercancía para ser transportada
desde China u otro país, los operadores del crimen se aprestaban a cooptar a un
administrador de aduana, el más viable, de acuerdo con la ruta de la mercancía
y los costos y pagos por pasarla a territorio nacional.
Se llegaba a un acuerdo
y el soborno se entregaba en efectivo, en maletines voluminosos. Parte de ese
pago se entregaba en la Administración General de Aduanas o bien en el área de
Operación Aduanera, donde se daba el visto bueno. El dinero era traído a la
Ciudad de México en vehículos particulares y se entregaba en alguna plaza
lujosa de Polanco.
Esas operaciones –de acuerdo con quejas y denuncias –se llevaban a cabo en las 49 aduanas del
país: por Cancún, por ejemplo, ingresan cigarrillos canadienses de contrabando;
por Veracruz entra droga, textiles y precursores químicos que provienen de
Alemania. Y por Tijuana, Ciudad Juárez entra de todo. Esas aduanas son una
puerta abierta al delito.
Esto era una práctica
normal y cotidiana en los gobiernos del PRI y el PAN, hermanos de la
corrupción. Durante los gobiernos anteriores las aduanas pasaron a ser
controladas por el crimen organizado. Ante la amenaza de muerte, ningún
funcionario decía que no al ofrecimiento de dinero.
–Cooperas o te muertes
–era la amenaza, seguida por la entrega de un sobre con las fotografías de los
hijos del funcionario.
Esta práctica continúa.
Los administradores saben que al realizar sus funciones tienen que tratar con
el crimen organizado, con la mafia del contrabando y del tráfico de armas.
Por ello, la actual
administración quiere limpiar el sector aduanero. Pero existen fuerzas internas
que se resisten al cambio y quieren seguir viviendo como en los tiempos del
priato: en la jauja, en el dispendio, en la corrupción sin límite. Es el caso
del Administrador General de Aduanas, Ricardo Peralta Saucedo, quien fue
regañado por la jefe del SAT por pasarse de listo.
Por esa razón, estalló
la bronca y la titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT),
Margarita Rios-Farjat, tuvo que dar un manotazo.
Resulta que el 4 de
marzo último, mediante el oficio 100-2019, la titular del SAT le reclama al
responsable de las aduanas que se han detectado varias irregularidades que
“tienen el común denominador de no ser institucionales”.
En concreto lo que reclama Rios-Farjat es que Peralta Sauceso se la pasa por alto al tomar decisiones que
también deben ser autorizadas por el SAT.
Sus palabras dan cuenta
no sólo de irregularidades, sino de la corrupción atroz que aún opera en las 49
aduanas del país:
“Lo que ha estado
sucediendo –dice el oficio –es que en el micrositio de Aduanas se han estado
publicando boletines que hacen referencias a procedimientos y decisiones que la
suscrita no ha aprobado ni firmado y, sin embargo, en dichos boletines dice que
se trata de procedimientos que serán incluidos en la próxima Resolución de
Modificaciones a las Reglas Generales de Comercio Exterior vigentes”.
Y tajante la titular del SAT afirma en el oficio: “Esta situación reviste la máxima irregularidad
institucional y podría dar lugar al procedimiento y sanciones que correspondan
por el incumplimiento a las obligaciones previstas en los artículos 1,2
fracciones 1 y ll, entre otras, de la Ley General de Responsabilidades
Administrativas”.
Explica Ríos-Farjat en su oficio que las irregularidades al interior de las aduanas no son sólo de forma
sino de fondo. Y explica que el 6 de febrero de este año se publicó en el mismo
sitio (de Internet oficial) el boletín P009 en el que se dio a conocer el
esquema de facilitación para la importación de hidrocarburos consistente en su
depósito hasta por quince días en la aduana o en almacenes de depósito.
Si bien el proyecto fue
enviado el 22 de enero mediante un oficio, el mismo no contó, como debía ser,
con el consenso de las demás unidades administrativas y por ende tampoco con mi
aprobación y firma.
“Me informa el comité
que se pretendió justificar (la omisión) argumentando que la orden la emitió el
Presidente de la República; sin embargo, si así fue, “usted omitió informarme
como correspondería”,
le dice la titular del SAT a Ricardo Peralta.
No es todo: Ríos
Farjat le dice además que se detectaron al menos otros tres boletines –P006,
P008, Y P0010 – mediante los cuales dan a conocer disposiciones normativas que
sobrepasan temas técnicos u operativos y que requieren aprobación previa, como
ya se señaló.
Luego arremete contra Peralta Saucedo, firma la ordenanza:
“Le comunico que, en
aras de mantener el respeto a la legalidad y certeza jurídica del público en
general, los boletines (referidos) deben ser dados de baja del referido. En los
que se emitan subsecuentemente, se deberá observar lo dispuesto por el artículo
19 fracción V del RISAT, esto es: establecer las estrategias, lineamientos y
directrices que deben seguir las unidades administrativas que le sean adscritas
y las aduanas, respecto de normas de operación y, además, deberán contar con la
validación y visto bueno de la jefatura del SAT, a través de la Administración
General Jurídica”.
Y sigue el reclamo:
“En segundo lugar, a la
irregularidad en comunicación institucional señalada arriba (publicar boletines
sin sustento jurídico) se le añaden otras en el mismo rubro, documentadas por
la Administración General de Servicios al Contribuyente y que han sido motivo
de innumerables quejas por parte de dicha administración, ya que se complica su
labor al tener que revisar y corregir las publicaciones”.
Un ejemplo exhibe la
falta de pulcritud de Ricardo Peralta: “Se han identificado comunicaciones en
las que no se respeta la imagen del Gobierno Federal, de la SHCP o del SAT, con
el uso de logotipos en proporciones inadecuadas o con variantes no autorizadas,
lo que contraviene la ley.
Y por lo que respecta a las redes sociales –sigue el oficio –se crearon las cuentas
@AduanasMx y@denuncia_aduana en Twitter, provocando dispersión de los mensajes
institucionales y sin que sus contenidos en cuanto a redacción, imagen gráfica
y presentación sean autorizadas y conforme a los lineamientos marcados por la
ley.
Esto provoca, según la
titular del SAT, que una misma área sea juez y parte, además de que se dejan
sin atender alrededor de cincuenta mensajes directos, lo que puede provocar
descontento de los usuarios… Por ello, dichas cuentas en redes sociales deben
ser dadas de baja.
El oficio da cuenta de
otras fallas y vicios internos en las diversas áreas del SAT y de Aduanas.
Esta diferencia –una de
las más ríspidas que se han presentado desde que asumió el poder el nuevo
Gobierno –detuvo algunas decisiones en aduanas y en el SAT. Varios
administradores de aduanas, que deben ser removidos, siguen en sus cargos,
entre otras razones, por los desajustes que privan en el SAT.
Lo mismo ocurre en las
Administraciones de Auditoría, dependientes del SAT, donde varios
administradores siguen en sus cargos a pesar de ser de la administración
pasada. Seguramente pronto vendrán los cambios.
Actualmente el problema
parece tomar vías de solución y lo mismo ocurre con las diferencias internas.
Esto permitió que altos funcionarios de Aduanas hayan empezado los recorridos
por las 49 aduanas del país, a fin de supervisar su funcionamiento y/o avisar a
los administradores respecto de sus relevos y cambios a otras aduanas.
Sin embargo, el tono
que se lee en el oficio que la titular del SAT le envió al responsable de las
aduanas no deja lugar a dudas respecto de su enojo:
“Se le exhorta
amablemente a no caer en alguna otra desatención, como en la que incurrió el
pasado 16 de enero, cuando la AGRS le comunicó la decisión de la SHCP de
separar del cargo al Administrador Central de Investigación Aduanera, y se hizo
caso omiso de dicha instrucción.
“Confío en que
coincidamos en la importancia de refrendar la solidez institucional del SAT y
en la necesidad de mantener un ambiente organizacional saludable, por el bien
de la administración. De esa manera el trabajo conjunto será fructífero por el
bien de México”.
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