Salvador
Camarena.
El
presidente Enrique Peña Nieto y la
iniciativa privada han planteado un alineamiento de objetivos con respecto a la
renovación de la presidencia de la República el próximo 1 de julio: quieren que
ese día gane uno que piense como ellos.
En reunión
con el Consejo Coordinador Empresarial el 20 de marzo, Peña Nieto dijo que en
estos comicios está en juego más que un cambio de gobierno.
El boletín
de Presidencia de la República lo puso en estos términos: “(EPN) subrayó que
esta Agenda llamada México Mejor Futuro ‘debe ser un instrumento que le permita
a nuestro país seguir avanzando por la ruta de prosperidad y desarrollo que nos
hemos trazado, y que tanto trabajo nos ha costado durante tantas décadas,
porque lo que está en juego no es la continuidad de un Gobierno, lo que está en
juego es el desarrollo de nuestro país y el bienestar de las familias
mexicanas’”.
En ese mismo
evento, Peña Nieto retomó el estribillo de la propaganda gubernamental al
señalar que “hacer bien las cuentas, como sabe cualquier empresario, es
importante para tener claridad de cuáles han sido los éxitos, y dónde están aún
las oportunidades y desafíos”.
El anfitrión
de la reunión, Juan Pablo Castañón, hizo por su parte ese día un llamado a los
candidatos al plantear que “ya es tiempo de un debate serio, profundo y
responsable sobre el país que estamos construyendo”.
¿Cómo debe
ser ese debate? Horas después, el representante de la patronal dio algunas
pistas. Entrevistado por José Cárdenas reconoció, de entrada, que entre el
empresariado existe temor ante un eventual triunfo de Andrés Manuel López
Obrador:
“Sí existe
la preocupación de que regresemos al proteccionismo, a los subsidios
desmesurados sin enfoque de productividad, y existe la preocupación de
cerrarnos. Queremos tener un México abierto, competitivo, libre además de ser
democrático. Pero es importante que lo discutamos. Porque hay una parte de la
población que no tiene toda la información, hay una parte de la población que
no tiene la información de lo que cada uno de los candidatos propone y es
necesario que lo discutamos, y que generemos la información para que la gente
tenga todos los elementos para tener un buen juicio y una buena decisión el día
de la elección”.
(https://josecardenas.com/2018/03/estamos-cansados-de-respuestas-superficiales-de-candidatos-cce/)
El presidente Peña Nieto y Castañón
coinciden en un paternalismo sui géneris: destacan que vivimos en el mejor de
los mundos –un México moderno, competitivo, vibrante (ajúa)– con mexicanos del
peor de los mundos –ciudadanos que al responder a las encuestas dando
preferencia a Morena y sus candidatos muestran lo mal informados que están y lo
mal que hacen las cuentas. El modelo está requetebién, aunque genera una
población que no sabe 'ler' ni sumar bien.
Pero más
grave resulta que, lejos de ser
imparcial, el presidente sume estrés sobre la elección al señalar que está en
juego no un gobierno, sino “el desarrollo de nuestro país y el bienestar de las
familias mexicanas”.
Uno pensaría
que luego de tres décadas de reformas electorales, deberíamos aspirar a esa
sosa normalidad donde el gobierno lo puede ganar cualquiera que decidan los
mexicanos, y que la Constitución, por un lado, y las instituciones –Banco de
México, etcétera– por otro, fungirán como las guías fundamentales del
desarrollo y el bienestar de los mexicanos.
Para este
gobierno y para esta iniciativa privada no es así. La administración y los empresarios han resuelto que los mexicanos
están mal informados, que andan descarriados en sus preferencias (mismas que,
según la gran mayoría de encuestas, ponen en el tercer lugar al candidato
oficial), que está en juego más que un gobierno y que ya es hora de corregir
los entusiasmos que no les favorecen.
¿En qué se traducirá tan puntual
amago? Es cuestión
de tiempo para conocer la respuesta.
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