miércoles, 22 de febrero de 2017

El punching bag Videgaray.

Ana María Salazar.

Es difícil imaginarse un recibimiento amable este jueves para los representantes de Donald Trump y secretarios Rex Tillerson y John Kelly por parte del canciller mexicano Luis Videgaray.

Parecería que, de nuevo, el gobierno de los Estados Unidos agarró de punching bag a Luis Videgaray –funcionario mexicano que se suponía tendría un acercamiento suficiente– por haber facilitado la vista del candidato Trump.

Hay que recordar que a días de haber tomado protesta Trump, el canciller Luis Videgaray viajó a Washington a reunirse con el equipo del nuevo presidente.

Recién aterrizados los representantes mexicanos, Trump y su equipo le hacen una mala jugada publicando una orden ejecutiva, el pasado 25 de enero, en donde no sólo oficializan su intención de construir el muro, sino la importancia de la seguridad en su frontera –básicamente retomando la retórica que usó Trump en campaña en contra México. Y si esto no fuera un insulto suficiente para el canciller que llegó a Washington con intención de negociar de buena fe, una filtración reveló que el discurso que dio Trump, tras hacerse pública su orden ejecutiva, fue en parte redactado por el mismo Videgaray, o por lo menos ayudó a escribirlo.

En lugar de verse en México como un gran acierto por parte del canciller –ya que influenciar un discurso del presidente de los Estados Unidos no es poca cosa–, la interpretación fue todo lo contrario. Una patada en el trasero.

Parecería que, de Seguridad Interior, John Kelly “se la aplicaron de nuevo” a Videgaray, ya que este martes, a sólo dos días de su visita a México, publicó un decreto de la implementación completa de la seguridad en la frontera establecida en la orden ejecutiva de Donald Trump (todo incluido, inclusive el muro). De acuerdo con la orden ejecutiva del presidente Donald J. Trump, los inmigrantes que entran ilegalmente a los Estados Unidos representan una amenaza significativa a la seguridad nacional y a la seguridad pública y son una carga para los recursos federales, así como para las comunidades. Con el Memorándum de Implementación firmado por el secretario John Kelly se amplían aún más los criterios para que tomen lugar deportaciones masivas, en las cuales no les importa si a quienes están deportando son criminales violentos. De acuerdo con la ejecución de la política migratoria, incluso la sola sospecha de haber violado la ley es suficiente para ser detenido y deportado inmediatamente. Obviamente el memorándum está enfocado a indocumentados mexicanos y centroamericanos –y no reconoce que un porcentaje de los indocumentados que llegaron recientemente a Estados Unidos vienen de otras partes del mundo.

Este primer mes de Trump parecería que la tiene dedicada a México. Y Videgaray es la víctima inmediata. Porque al publicar el memorándum de esta semana, literalmente le quita el gobierno de México la posibilidad de buscar negociar un tratamiento más humanitario para los indocumentados nacionales. Además, incluyen en este memorándum de implementación de la estrategia nacional de control migratorio, una propuesta que de enviar a México y darles albergue a centroamericanos que estuvieran enfrentando juicios migratorios en Estados Unidos.Una locura

Mientras tanto, la crisis humanitaria que se está construyendo en la frontera entre ambos países seguramente explotará. Algunos dirían que esto ya sucedió.

Aunque no existen cifras oficiales, se estima que anualmente ingresan de manera irregular, por la frontera sur de México, unos 150 mil migrantes, principalmente por el estado de Chiapas, con la intención de llegar a EU. En su mayoría estos migrantes son centroamericanos, sudamericanos y, en menor medida, originarios de países de Asia y África.

Organizaciones de la sociedad civil organizada indican que el promedio anual de migrantes centroamericanos indocumentados que ingresan al país podría ser de hasta 400 mil. Debido a que no cuentan con papeles, no existe un registro certero de datos. Y están los más de 11 mil cubanos que llegaron a México en los últimos tres meses de 2016. Más de 19 mil migrantes haitianos y de origen africano han llegado a México por Chiapas desde marzo de 2016 y han obtenido un permiso del Instituto Nacional de Migración para cruzar el país hasta la frontera norte.

Uno podría imaginarse lo que podía suscitarse en menos de seis meses con miles y miles (¿500 mil?) de centroamericanos, haitianos, africanos y obviamente mexicanos atorados en la frontera.


Y un muro no resolverá esta crisis humanitaria, y la violencia e instabilidad que resultará de esto. Y eso señores Tillerson Y Kelly, debería de preocuparlos –y mucho. 

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