Peniley Ramírez Fernández.
Karime Macías era una mujer de trato dulce, que solía hablar
en voz baja. Como una costumbre arraigada, comenzaba sus conversaciones
preguntando a su interlocutor qué libro estaba leyendo. A diferencia de su
esposo, quien comía con avidez, hablaba con la boca llena y muchas veces
mostraba a sus amigos que no tenía respeto alguno por llegar a tiempo a las
citas ni a las reuniones, la señora Macías era pulcra y educada.
En los primeros años
de su paso como primera dama de Veracruz, entre 2011 y 2012, se interesó
vívidamente por la cábala y la meditación. Fue en esta época cuando comenzó a
escribir, en una libreta con un costo aproximado de 400 dólares, que ella
merecía abundancia.
La libreta de Macías se convirtió en el símbolo más reciente
del paso de la pareja Duarte-Macías por el gobierno de Veracruz. Un amigo de la
familia, quien confirmó para esta columna que la letra en las libretas sí
pertenece a la ex primera dama, dijo que tiene dudas sobre por qué estos artículos
personales aparecieron en una bodega en Córdoba, la ciudad donde Duarte creció
y vivió su orfandad, luego de la muerte de su padre.
El nuevo gobierno
veracruzano, encabezado por Miguel Ángel Yunes, aseguró la bodega durante el
fin de semana, pero esperó al lunes para hacer el anuncio oficial. Entre el
morbo que ha generado en la prensa los artículos allí encontrados, son los
diarios de Macías los que han tenido mayor eco en la prensa ajena al caso
veracruzano.
Los diarios de Macías
denotan obsesión y orden, características que sus conocidos le atribuyen a la
esposa de Duarte, una fanática de las carreras de caballos, cuyos mayores intereses
en la vida eran sus padres y sus hijos.
También confirman uno de los elementos centrales del caso de
desfalco quizá más indignante de la historia reciente de México: la relación de
la pareja con Moisés Mansur, su principal colaborador y prestanombres, a juzgar
por los bienes ya decomisados y por el complejo entramado de empresas y
propiedades que el entonces Gobernador de Veracruz y su esposa adquirieron, en
las cuales Mansur está directamente implicado.
Varios de los apuntes hacen referencia a “Moy”. No es una
mención cualquiera. En su lista de pendientes respecto a la compra de
propiedades, apertura de cuentas bancarias y vínculos con políticos locales, Macías dividía las acciones entre “Moy” y
“nosotros”.
Durante años Mansur
se paseó en Veracruz como un funcionario sin cartera. Cada semana, según
relataron para esta columna dos fuentes cercanas a la familia, el empresario
viajaba a Xalapa y se hospedaba en la residencia oficial del Gobernador, donde
tenía incluso su propio cuarto.
La relación que existía entre Duarte, su esposa y Mansur no
estaba exenta de complejidades. Una de las fuentes relató que, en una ocasión,
durante una reunión con amigos, Duarte reclamó en público a su esposa porque
estaba bailando con su amigo, quien fue su compañero de casa durante la
universidad y quien según versiones de prensa, le presentó a Macías.
¿Cuál fue el papel de la esposa de Duarte en el entramado de
desvío de dinero de los veracruzanos? ¿Cuánta información sobre la red ilegal
estaba realmente en manos de ella, con un perfil mucho más ecuánime y ordenado
que su esposo?
Hasta ahora, el papel
de Macías había lucido como un silencio secundario. “Ella era la mente maestra
detrás de él”, dijo unos días antes del descubrimiento de sus diarios, durante
una conversación informal, una fuente cercana a la investigación del caso.
Hasta el momento, las autoridades no han podido localizar a
Duarte en su escondite dentro o fuera de México, pero varios han dicho huyó con
su esposa y se han mantenido juntos. Tampoco han adelantado cuál era el papel
de Macías en los negocios corruptos de su esposo, en la compra de propiedades o
en la administración de sus relaciones con políticos o prestanombres.
Sin embargo, el
descubrimiento del diario exhibe una vez más la facilidad con la que políticos
en México realizan negocios millonarios al amparo del poder público, sin que
haya contrapesos reales que vigilen o sancionen, a tiempo, acciones de
corrupción tan evidentes como las que se han documentado durante el mandato de
la pareja, Duarte-Macías en Veracruz.
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