Javier Risco.
Admiro como
escritor a Paco Ignacio Taibo II, me parece que su aporte cultural a este país
trascenderá, y que sus 60 años como mexicano comprometido con la lectura le dan
todos los méritos para dirigir el Fondo de Cultura Económica. Hace algunas
semanas, en Twitter, aplaudía su pasión para vender libros que estaban con
descuento en la Feria del Libro del Zócalo, hablaba de los autores y los
títulos con tal cercanía que parecía que describía un retrato de familia. Nadie
puede negar su capacidad, sus magníficas biografías, su rigor histórico, su
vida entregada a las letras y sus bibliotecas que han llegado a cada rincón del
país.
Su
relevancia lo incluye, desde hace años, entre los infaltables en las ferias del
libro, presenta cuentos que acaba de escribir, novelas que llevaban años en su
cabeza o habla maravillado de libros ajenos. Esta semana se lleva a cabo la
Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el encuentro editorial más
importante de Latinoamérica, obvio tenía que estar él, presentó junto con
Benito Taibo, su hermano, su más reciente libro El Olor de las magnolias/La
libertad, la bicicleta. Con un auditorio repleto asegurado por el apellido, se
alejó un momento de la literatura y habló de la polémica de las últimas semanas
respecto a su llegada como director del Fondo de Cultura Económica, una ley
debía ser reformada para que una persona no nacida en nuestro país –como es su
caso– aspirara al puesto, la ley avanzó y es cuestión de tiempo que llegue al
cargo; sin embargo, ayer ante el público, desde un estrado y con un micrófono
enfrente, cerró la polémica con la siguiente declaración: “Y en último caso, si
todavía no pasa para el lunes, va a haber un edicto del presidente nombrándome
‘encargado de despacho’ mientras sale la ley, o sea, sea como sea se las
metimos doblada, camaradas”.
Nunca me han
asustado las groserías, crecer con una abuela veracruzana blinda a cualquiera,
una mentada de madre bien usada puede ahorrar discusiones maratónicas o
dilapidar cualquier argumento cuando no encuentras salida, en fin, a todos sus
defensores les concedo que su estilo sea el de un mexicano malhablado, “así es
Taibo, chingá”, va. Sin embargo, la expresión “se las metimos doblada”, que
dista de ser una grosería común, es un poco más compleja de explicar, pobres de
los padres que se encontraron en la Feria del Libro con la pregunta inevitable
de ¿papá, ¿qué significa que te la metan doblada? Creo que aquí hay una
discusión interesante de cómo debe hablar un servidor público –particularmente
en una semana en la que el gobierno electo ha presentado como una carta fuerte
de la cuarta transformación la necesidad de una constitución moral, de la
revisión de la ética en los servidores públicos y los valores–, pero insisto,
concedámosle al próximo director del FCE que es un tipo impulsivo y malhablado
por naturaleza. Dejemos este debate para otras plumas.
Quiero ir un
paso más allá y tratar de responder la pregunta antes planteada, qué significa
que un personaje relevante del gobierno que tomará posesión pasado mañana diga:
“se las metimos doblada”. La expresión responde al hecho de imponerse, desde un
lenguaje machista de ejercer el poder a través de una violación; sin embargo,
no es cualquier abuso, es uno más doloroso por el hecho de “meterla doblada”,
perdón por lo explícito, pero lo dicho por Taibo va más allá de un “nos los
chingamos”, pues le precede un “sea como sea” a la fuerza o por obra de la
casualidad terminamos sometiéndolos y les va a doler. Una fotografía nítida de
cómo se harán las cosas, no en el nuevo gobierno, no hay que ser exagerados,
pero sí en una de las editoriales más importantes del mundo: el Fondo de
Cultura Económica.
No sé si
Paco Ignacio Taibo II pensó en la presencia de menores en esa sala de la FIL,
no sé si pensó que pasaría desapercibido, no sé si pensó que no trascendería, o
simplemente sí lo pensó y sí quería dar el mensaje de que con su llegada se
harán las cosas como él quiere, le duela a quien le duela y por encima de
cualquier otra voluntad o de la ley.
Sí hay un
subtexto, sí hay una intención, no es una ocurrencia, entre aplausos y risas de
algunos asistentes Paco piensa que ha salido librado, no sé si haya una
disculpa, no sé si habrá un regaño por parte del presidente electo, lo que sí
sé es que más allá del análisis del uso o no de las groserías en la vida
pública de un servidor público, este personaje no esconde que sus decisiones
serán inapelables. Taibo tiene los méritos para dirigir cualquier editorial del
mundo, la discusión no es su llegada sino la política del abuso, la revancha
contra esos que pensaron que estaba mal cambiar una ley o que les pasa por la
mente que no es el indicado, para ellos les esperan seis años de la doctrina
Taibo II: “Sea como sea se las metimos doblada”.
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