Georgina
Morett.
¿Cuántas
veces hemos escuchado que los seres humanos debemos aprender de la historia
para no repetirla? Y en los últimos años, ¿a cuántos líderes políticos hemos
visto en las más altas cifras de popularidad para después caer abruptamente?
Cuando
empezaron los abucheos a los gobernadores, el 18 de septiembre de 2018, todavía
en la etapa de transición del actual gobierno, parecía que obedecían a la
molestia mostrada por los ciudadanos, que quedó clara con el contundente
triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
Pero estos
abucheos continuaron repitiéndose e incluso después circuló un documento que
señalaba que eran organizados por los propios militantes de Morena. Uno a uno
los gobernadores soportaron los abucheos, fueron pocos los que se quejaron o
enfrentaron el problema, como el de Guerrero, Héctor Astudillo.
El gobernador
escribió en su página de Facebook: “Reitero a Andrés Manuel López Obrador lo
que le dije al despedirlo en Tlapa: es necesario evitar que los seguidores de
Morena hagan de sus eventos torneos de insultos y descalificaciones”.
Se había
creado un monstruo de mil bocas, que en cada evento al que asistía el
Presidente de la República se manifestaba y dejaba como saldo la vergüenza del
gobernador en turno.
Si
recordaran un poco la literatura o bien las películas que pudieron ver desde su
infancia, los morenistas sabrían que cuando creas un monstruo, éste puede
exterminar a su creador.
Enseñanza
que dejó clara Mary Shelley, en marzo de 1818, cuando publicó Frankeinstein.
Así fue, confiados en su inmensa popularidad, los morenistas pensaron que la
luna de miel con la ciudadanía que les otorgó el poder Ejecutivo y el
Legislativo era interminable.
Si bien los
niveles de popularidad del presidente López Obrador continúan muy altos –de
acuerdo con la encuesta de El Financiero del 4 de marzo, su aprobación está en
78 por ciento–, la permisividad y quizá hasta el alentar las rechiflas ya les
provocó su primer efecto boomerang este sábado al inaugurar el estadio de
beisbol Alfredo Harp Helú.
Quizá sería
bueno que revisaran la historia de la Revolución Francesa y el final de sus
principales personajes.
Porque la
guillotina que mató entre muchos otros a los Reyes de Francia, contra quienes
se levantó el pueblo, terminó también separando a uno de sus principales
ideólogos de su cabeza, Maximilien Robespierre.
Pero esta
historia no sólo nos muestra que cuando iniciamos con los ataques y el terror,
se pueden revertir, sino también cómo un pueblo que apoya a un líder, puede
dejarlo solo y permitir que lo guillotinen a pesar de creer en él, como le
sucedió a Georges-Jacques Danton.
¿En cuántas
ocasiones se ha hablado de la polarización que provoca el actual gobierno y lo
que puede convertirse en terribles consecuencias?
La división
entre el pueblo bueno y los conservadores fifís, cuando ni siquiera entendemos
claramente quiénes son cuáles, puede provocar la ruptura de límites que después
será casi imposible reestablecer.
Es obvio que
los corresponsales de Notimex en el extranjero, con antigüedades que van de
entre 8 a 35 años, no eligieron que en 2013 se les pagara como prestadores de
servicios y con ello perder sus derechos laborales, lo aceptaron simplemente
por sobrevivir y no esperaron que un cambio de administración terminara con la
firma de estos contratos.
En una carta
abierta señalan que pueden apoyar en la solución al problema y aclaran que
ninguno de ellos terminó su relación laboral con la agencia en 2017, sino más
bien la agencia dejó de publicarles y les bloqueó su acceso al sistema de envío
de información.
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