Enrique Peña Nieto heredó a Andrés
Manuel López Obrador un sistema de salud “en terapia intensiva”: 19 millones de
mexicanos no cuentan con servicios de salud; seis millones de personas que
viven en poblaciones rurales cuentan con bajo y muy bajo acceso a clínicas;
tres millones prácticamente no tienen acceso físico a ninguna instalación de
salud, sin importar la cobertura médica…
El panorama de este legado, contenido en el Diagnóstico sobre
derecho a la salud del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval), fechado en noviembre de 2018, contrasta con el discurso que pronunció Peña Nieto a mediados de
octubre, cuando habló por última ocasión sobre los avances en la materia.
Aquel día,
en el marco del 75 aniversario de la Secretaría de Salud (SS), Peña Nieto aseguró que México contaba con
mejor infraestructura médica, programas sociales más amplios y mayor cobertura
de padecimientos, que significaban un aumento de seis por ciento en el acceso a
servicios médicos.
Sin embargo,
el diagnóstico consultado por VICE
evidencia las insuficiencias del Plan Sectorial de Salud, al señalar que, si
bien se redujo el índice de carencia por acceso a los servicios de salud, al
pasar del 21 al 15 por ciento de la población, esto no garantiza el acceso
efectivo a los servicios ni el mejoramiento de las condiciones de salud de las personas.
De acuerdo
con el estudio del Coneval, el sistema
que recibe AMLO no goza de cabal salud pues no tiene la capacidad para asegurar
el acceso efectivo a atención médica de calidad, con una disponibilidad de
servicios de apenas 2.4 médicos por cada mil habitantes y con la peor inversión
entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), al recibir solo 3 por ciento del Producto Interno
Bruto (PIB), comparado con el 9.5 de Alemania.
AMLO
RESPONDE A LAS CRÍTICAS.
La desaparición del Seguro Popular,
anunciada por López Obrador el viernes 14 de diciembre, desató una polémica en
redes sociales. El presidente explicaría que la Federación controlará
progresivamente los servicios de salud, ocho estados cada seis meses, hasta que
en dos años se cuente con un nuevo sistema de salud pública que garantice el
acceso de todos los ciudadanos.
“El convenio significa que los
estados trasladan los servicios de salud a la Federación. Se va a hacer cargo
la Federación. Se integra el Sistema de Salud. Uno de los problemas actuales es
la fragmentación, la desintegración del sistema de salud”, precisó el mandatario.
El ex Presidente
Vicente Fox abrió fuego desde su cuenta de Twitter: “Eso es destrazar (sic) el
sistema de salud que nunca tuvieron los pobres. RETO A AMLO A DEBATIR EL TEMA
para que lo entienda y vea que es su segunda regada histórica, junto con
cancelar el aeropuerto”.
Posteriormente,
en la conferencia del lunes 17, un reportero le preguntó a López Obrador sobre
este diferendo. Sin mencionar por su nombre a Fox, lo incluyó en su respuesta: “Hay quienes no están de acuerdo, pero
deberían estar avergonzados de lo que hicieron, de heredar un sistema de salud
que no atiende ni garantiza el derecho de los mexicanos a la salud, como lo
establece el artículo cuarto”.
La polémica
sobre el cambio de modelo de atención médica creció luego de conocerse que la
Propuesta de Presupuesto de Egresos 2019 es de 123 mil 209 millones de pesos
para la Secretaría de Salud, una cifra apenas por encima de los 122 mil 557
millones de pesos programados para el último año del peñismo.
EL PLAN DE
LA 4T.
Tal como
sucedió con la iniciativa para echar atrás la reforma educativa impulsada por
Peña, “la cuarta transformación” (4T) encabezada por AMLO planea generar cambios radicales en el sector salud. La desaparición
del Seguro Popular y centrar el control en la Secretaría de Salud son las
apuestas más grandes en el nuevo plan nacional de salud que presentó el viernes
pasado en Mérida, Yucatán, junto con su nuevo titular, Jorge Alcocer.
Con mano de
cirujano plástico, López Obrador busca
unir los pedazos de un sistema de salud fragmentado y reorganizar la
infraestructura médica, ya que actualmente los servicios médicos están
divididos en el Seguro Popular, Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS),
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
(ISSSTE), Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas y Servicios
Sociales (ISSFAM), los servicios de Pemex, servicios estatales, además del
sector privado.
Ricardo
Corona, integrante del Colegio Nacional de Especialistas en Medicina Integrada
A.C. (CONAEMI), señala a VICE que la
fragmentación que busca eliminar el tabasqueño es uno de los principales
problemas del sector, ya que cada subsistema de salud lleva sus propios datos.
“Tenemos que unificar el sistema de salud, tener los mismos objetivos, el mismo
presupuesto para todo el sistema de salud, no podemos estar con diferentes
subsistemas que cada uno lleva sus objetivos, presupuesto y sus indicadores”,
comenta el especialista.
Según el
diagnóstico de AMLO, el sistema de salud
está peor que el educativo y por ello la estrategia comenzará con ocho estados
del sur y sureste: Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco,
Veracruz y Yucatán, cuyos gobernadores fueron los primeros en firmar el Acuerdo
Nacional de Salud para el Bienestar.
Entre los principales objetivos
trazados por el Gobierno obradorista, está garantizar el derecho de acceso a
los servicios de salud y medicamentos gratuitos de la población sin seguridad
social. Por ejemplo, que organizaciones como IMSS o ISSSTE puedan prestar
servicios médicos a personas que no estén afiliadas, sin afectar a los
derechohabientes.
NI SEGURO,
NI POPULAR.
Flanqueado por
los pumas José Narro Robles, entonces titular de Salud, y el rector de la UNAM,
Enrique Graue, aquella tarde Peña Nieto respaldó sus avances en salud con las
cifras del Coneval, al mencionar que entre 2012 y 2016 había reducido el número
de mexicanos sin acceso a servicios de salud, dato que está directamente
vinculado con la afiliación masiva al Seguro Popular.
Según el
Coneval, actualmente hay 55 millones de
personas afiliadas al Seguro Popular; 43 millones en el IMSS; 8.6 millones
afiliados al ISSSTE; 1.3 millones al programa IMSS Prospera; un millón en los
servicios de Pemex y el ISSFAM, además de un millón de personas que cuentan con
servicios médicos privados.
En el caso del Seguro Popular, que
concentra mayormente persona que no pertenecen al sector formal de la economía
y con los ingresos más bajos, está viviendo sus últimos días, pues durante la
presentación del nuevo programa de salud, el presidente López Obrador anunció
que desaparecería pues “no es seguro, ni popular”.
El
investigador Gustavo Leal Fernández, autor original de la frase que pronunció
el tabasqueño el pasado viernes, comenta a VICE que el fracaso del seguro popular fue que en aras de buscar la
universalidad de la salud únicamente repartió la carencia de los sistemas de
salud entre los mexicanos.
“¿Se puede encontrar algún beneficio
en alguna área? No, todas las estadísticas que tenemos en materia de estado de
salud de la población son verdaderamente aterradoras y todas las estadísticas
de daños a la salud también”, explica el catedrático de la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM) y agrega que AMLO recibe un sector descapitalizado, sin
finanzas y lleno de corrupción.
NO HAY NI
CAMAS DE HOSPITAL.
Una radiografía a través del sector
salud en México, nos permite ver la gravedad de la situación, comenzando por la
esperanza de vida, que es de 75 años, el segundo registro más bajo sólo por
detrás de Letonia, cuando el promedio de los países que integran la OCDE es de
80.6 años.
Aquí, las enfermedades más mortales
son las cardiacas; le siguen diabetes, tumores malignos, enfermedades del
hígado, lesiones por accidentes, enfermedades cardiovasculares, agresiones en
forma de homicidios, padecimientos pulmonares, neumonía e influenza, así como
insuficiencia renal.
Tan solo en 2016 la tasa de diabetes
a nivel nacional fue de 367 casos por cada 100 mil habitantes, con una tasa de
mortalidad de 86 personas por cada 100 mil habitantes, casi el doble que en
2000. Esta enfermedad, como las antes mencionadas, necesitan disponibilidad de
servicios médicos, instalaciones y equipos necesarios para atenderse, rubro que
Peña Nieto no dejó en mejores condiciones.
El informe
del Coneval señala que más de 86
millones de personas en poblaciones urbanas cuentan con acceso muy alto a los
servicios de salud, pero todavía hay más de 9 millones pertenecientes a
poblaciones rurales que cuentan con bajo y muy bajo acceso físico, o no tienen
acceso físico a clínicas o consultorios.
Además, México es el penúltimo país de la OCDE en
cuanto a camas de hospital por cada mil habitantes. Apenas tiene 1.5 camas
disponibles por cada mil mexicanos, solo superado por la India, donde hay 0.5
camas disponibles. El promedio es de 4.7, pero hay países con hasta 13.17, como
Japón.
Los últimos
datos del Sistema Nacional de Indicadores de calidad en salud señalan que entre 2010 y 2017 el tiempo de
espera para recibir consulta en urgencias aumentó de 23.4 minutos a 30.2
minutos en promedio a nivel nacional, siendo las unidades del IMSS y de los
servicios de salud estatal los más tardados, con 51 y 56 minutos en promedio.
CON EL
PACIENTE AL CENTRO.
En busca de
concretar la universalización de los servicios médicos, una meta impulsada
desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana
para la Salud (OPS), el nuevo Gobierno
se centrará en analizar la cantidad de personal médico necesario para hacerlo,
pues actualmente existen 2.8 enfermeras y enfermeros por cada mil pacientes en
el país, sólo por arriba de China, Turquía y Sudáfrica en la OCDE.
Ricardo
Corona, quien también labora en los servicios de urgencias del ISSSTE, señala que esa carencia de personal se
palpa diariamente en las salas de atención, aunque el problema también es de
calidad, pues a menudo llegan adultos mayores con enfermedades
renales-crónicas, diabetes o hipertensión y muchas veces el personal no está
capacitado para atenderlos.
“Debemos hacer un sistema horizontal,
donde tengamos una atención integrada del paciente, desde la prevención,
diagnóstico oportuno, tratamiento, rehabilitación, cuidados paliativos para que
el mexicano tenga el derecho a la salud que es lo que nos merecemos”, señala el especialista sobre el
enfoque que deberá tener el nuevo sistema nacional de salud a cargo de AMLO.
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