Por
Francisco Ortiz Pinchetti.
Consuela que
alcaldes, funcionarios estatales y senadores de la República intenten
enmendarle la plana a la federación para que no se cancele el programa de
Pueblos Mágicos por el que 121 localidades integradas a él recibían recursos
adicionales y apoyos promocionales. El presupuesto para 2019 simplemente
canceló ese rubro, como una de las medidas emprendidas por el Gobierno de
Andrés Manuel López Obrador contra esa auténtica “Gallina de los Huevos de Oro”
que es el turismo: la tercera fuente de ingresos para el país, con un potencial
enorme.
En 2018 el
Programa de Desarrollo Regional Turístico Sustentable y Pueblos Mágicos recibió
585 millones 986 mil 452 pesos; pero para este año ya no se le destinaron
recursos. Cero. La medida, además, se enmarca en la decisión de suprimir el
Consejo de Promoción Turística con sus 21 representaciones en el extranjero
(tres oficinas en Canadá, siete en Estados Unidos, tres en Latinoamérica, cinco
en Europa y tres en Asia) para destinar todos los recursos del sector al
proyecto consentido del Presidente, cuya viabilidad ni siquiera se ha
demostrado: el Tren Maya.
Se cancela
de tajo un organismo que ha sido clave para colocar a México como sexta
potencia turística mundial, con más de 41.5 millones de visitantes al año, que
en 2018 dejaron en el país ingresos por 22 mil 500 millones de dólares, según
datos de la propia Sectur.
Durante una
reunión en el Senado de la República encabezada por el presidente de la
Comisión de Turismo, el perredista Antonio García Cornejo, alcaldes,
funcionarios estatales y legisladores lamentaron el miércoles pasado la
decisión, pues “no se trata únicamente de asuntos de pesos y centavos sino del
desarrollo regional y el bienestar de la población”. Y pidieron al Gobierno
federal una rectificación al menos parcial.
Debo aclarar
que soy un adicto a los Pueblos Mágicos de nuestro país. Pienso que a pesar de
sus indudables pifias y deficiencias, ese programa iniciado en 2001 por el
Gobierno del Presidente Vicente Fox Quesada ha resultado exitoso en la medida
que ha recuperado, para ofrecerlo al turista nacional y extranjero, todo un
acervo cultural sumamente importante, que incluye historia, arquitectura,
arqueología, tradiciones y costumbres, artesanías, paisajes y gastronomía.
El programa
de Pueblos Mágicos movilizó durante 2018 a más de cinco millones de turistas
nacionales e internacionales, con una derrama superior a los siete mil millones
de pesos. En las economías estatales y municipales, ha tenido una creciente
importancia. Por ejemplo, Querétaro recibió el año pasado casi cuatro mil
millones de pesos por la afluencia turística a los cinco pueblos mágicos que
hay en la entidad.
Según una
encuesta de la plataforma de reservaciones Booking.com, la facilidad para
organizar un viaje es factor determinante en la elección de un destino para
vacacionar. Menciona que Tepoztlán, en Morelos, es el Pueblo Mágico número uno
en la lista de viajes fáciles de planear, elegido por 26 por ciento de los
entrevistados, seguido de San Miguel de Allende, en Guanajuato, con 18; Taxco,
Guerrero, con 16; Peña de Bernal, Querétaro, con el 12, y Tequila, Jalisco, con
el 10 por ciento.
Me precio de
haber visitado al menos una vez 98 de los 121 destinos integrados actualmente
al ahora agonizante Programa, que no es poco. En mi lista de favoritos están
desde luego los mencionados por la Plataforma, pero de manera muy especial
recuerdo mis visitas a Loreto, en Baja California Sur; Creel y Batopilas, en
Chihuahua; Álamos, en Sonora; Comala, en Colima; Tepotzotlán y Malinalco, en el
Estado de México; y Pozos y Dolores Hidalgo, en Guanajuato.
También Real
del Monte y Huasca, en Hidalgo; Talpa y Mazamitla, en Jalisco; Pátzacuaro,
Tlapujahua y Cuitzeo, en Michoacán; Tequisquiapan y Jalpan, en Querétaro;
Xilitla y Real de Catorce, en San Luis Potosí; Huamantla, en Tlaxcala; Pinos y
Guadalupe, en Zacatecas; San Cristóbal de las Casas, Palenque y Chiapa de
Corzo, en Chiapas; Capulalpan, en Oaxaca; Cuetzálan y Chignahuapan, en Puebla;
Tulum e Isla Mujeres, en Quintana Roo, y por supuesto Izamal, en Yucatán.
Pienso que
cualquier esfuerzo que se haga por rescatar este programa singular es
bienvenido. Lo que no es aceptable por ningún motivo es la indiferencia ante
este auténtico “turimicidio”. Válgame.
DE LA
LIBRE-TA
Confusiones.
Nos enteramos ahora que el spot de la Secretaría de Turismo en el que aparece
el Presidente López Obrador con un logotipo de Morena, su partido, “no es un
spot” según aclara el titular del ramo, Miguel Torruco. Y que la decisión de
reservar cinco años la grabación entre la torre de control y los pilotos del
helicóptero accidentado en el que murieron la Gobernadora de Puebla Martha
Érika Alonso y el Senador Moreno Valle, se debió a una “confusión”, según
Jiménez Espriú. Las perlas se suman a un largo rosario en el que están por
ejemplo al “error de dedo” que suprimió la autonomía de la UNAM o al mal cálculo
que le redujo drásticamente, sin querer queriendo, el subsidio a las
universidades. Y sigue.
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