Por
Alejandro Páez Varela.
El video en
Youtube se titula: “AMLO patea el trasero del fantoche Jorge Ramos. Hizo el
ridículo!!! el periodista”. En la descripción dice: “La sabiduría de Redes
Sociales lo pone en su lugar / Barrido y trapeado salio el periodista
mexico-americano Jorge Ramos. Y hubo quien lo defendiera!!! como la decadente
Denise Dresser”.
Respeto la
ortografía, transcribo.
El video, que tienen como fondo
Palacio Nacional, tenía 200 mil vistas hasta ayer, domingo. Ataca a Jorge Ramos
y lee algunos de los comentarios en el chat del de Gobierno de México. Algunos
son amenazas.
Es la cuenta
personal en Youtube de una de las personas a las que el Presidente Andrés
Manuel López Obrador da la palabra casi todas las semanas durante la mañanera.
“TE VAMOS A
LINCHAR MALNACIDO CHAYOTERO”. O bien: “JORGE RAMOS ES UN MALITO, PERR0”.
“JORGE RAMOS, PREPOTENTE, GROSERO. AGUAS JESÚS, CUIDA AL PRESIDENTE DE ESTE
CHAYOTERO”.
Respeto la ortografía, transcribo.
Todo en mayúsculas. Una frase peor sustituye a la otra. Acusan a Jorge Ramos de
“nunca ser crítico” con Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón o Vicente Fox.
A la resistencia del Presidente a
reconocer (a pregunta de Ramos) que el problema de inseguridad que heredó
(enfatizo: que heredó) sigue siendo terrible en México, sobrevino sobre el
periodista una andanada de ataques de tonos muy variados. Ataques, amenazas y
muchos memes.
Cyntia
Aurora Barrera Diaz y Nacha Cattan, periodistas de Bloomberg, narran esta semana cómo una reportera le
pregunta a López Obrador si estaba investigando nepotismo. “En cuestión de
minutos, las redes sociales se encendieron con publicaciones que la llamaban
‘vaca’, un ‘miembro de la Gestapo’ y ‘cerdo perezoso’ por no levantarse de su
asiento para dirigirse al Presidente. Su crimen fue interrogar al líder
extraordinariamente popular de México, un izquierdista de gente-del-pueblo que
celebra una conferencia de prensa todos los días de la semana, pero no aprecia
a los miembros de la prensa que lo confrontan. Los devotos de López Obrador en
Internet tampoco lo hacen, desencadenando campañas de odio llenas de invectivas
ofensivas que parecen ser ampliamente impulsadas por los bots”.
“Cuando se le ha pedido que los
suavice [los ataques a la prensa], López Obrador se ha doblado, insistiendo en
que tiene derecho a criticar a los medios de comunicación que, en su opinión,
tienen una agenda editorial para desacreditarlo. Ha negado que él o su
administración tengan algo que ver con cuentas manejadas por software”, agregan.
Luego, sobre los chats de Youtube dicen: “Es una
muestra ininterrumpida de insultos dirigidos a los periodistas que toman el
micrófono. Se les acusa de recibir sobornos o de ser irrespetuosos, o peores.
Los comentarios contra mujeres reporteras tienden a estar orientados hacia el
género; una mujer se llamará ‘puta’ o se burlará de ella por no usar
maquillaje, y en ocasiones se denigra con referencias a actos sexuales”.
Hace dos
meses escribí:
“‘Cállate
puta’. ‘Chingas a tu madre’. ‘Ponte de pie, pendeja’. ‘Bien que le chupabas la
verga a Peña’. ‘Bola de pendejos’. ‘A la verga, putitas reporteras’. ‘Pinches
reporteros chayoteros’. Lo demás, son variaciones sobre la misma porquería:
combinaciones exhaustivas de ofensas, hasta alcanzar, no se, mil o dos mil
fórmulas. Una más ofensiva que la otra. Si usted abre cualquier video de
Gobierno de México en YouTube, lo puede constatar en los comentarios: cascadas
de basura contra los periodistas. El asunto es que no se queda allí. Luego, más
tarde, localizan al reportero o a la reportera en sus cuentas personales de
Facebook o de Twitter y le descargan ofensas, amenazas. No importa quién sea,
de qué escriba: mierda por toneladas. Si se atreven a cuestionar a Andrés
Manuel López Obrador, como demanda su oficio, toneladas de insultos. Incluso si
la pregunta no es fuerte, cascadas de insultos y amenazas. La pregunta, es más,
puede ser suave y habrá alguien que aprovecha para odiar, para amenazar, para
ofender”.
Una frase peor sustituye a la otra.
El reclamo más recurrente: que los periodistas nunca fueron críticos con
Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón o Vicente Fox. Que recibieron dinero de los
gobiernos en turno.
Y eso mismo dice el Presidente López
Obrador, así, de forma generalizada. Afirma (y no lo dudo) que tiene una lista
de columnistas que cobraron chayotes para ensalzar a los gobiernos anteriores.
Pero no da nombres. No publica la lista ni las pruebas. Entonces, claro, la
gente piensa que son (somos) todos una basura. Y no, yo no soy una basura ni me
junto con basura ni frecuento la basura.
El problema con alentar la narrativa
de odio es que el odio es como la suciedad: si la agarras con la mano para
lanzarla contra alguien, te quedarás con una parte entre los dedos. Pero
además, la decisión por sí misma. Decides que ese es el trato que se le da a
todos y, en especial, a uno que cuestiona. Validas el linchamiento de las masas
y entonces reniegas de ti mismo, de ese otro que fuiste tú: el que se quejaba
de los linchamientos, el que calificaba de infames los ataques desde la
baranda.
Le daría la bienvenida a Jorge Ramos
a un México donde incomodar al Presidente en sus mañaneras tiene riesgos. Pero
no. Darle la bienvenida es normalizar la violencia contra los periodistas. Es
aceptarla. Y no, tajantemente no la acepto. No, primo hermano.
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