La implementación de la Reforma
Energética ha sido muy mala en términos sociales, porque ha beneficiado a los
que más tienen. No es que haya sido una política incorrecta, el problema es
cómo se ha focalizado ese ingreso y a quién le han beneficiado, así lo indicó Carlos Tornel,
coordinador de programas de Iniciativa Climática de México.
Por su parte
Manuel Molano, director general adjunto del Instituto Mexicano para la
Competitividad (IMCO), detalló que la
liberalización de los precios de gasolina y el subsidio a los combustibles,
como parte de ésta, generó un beneficio inequitativo, beneficiando a quienes
más tienen, “sucede que quien es más rico, más consume y por lo tanto recibe
más subsidio”, aseguró el especialista durante el quinto taller de medios “Por
una agenda climática con visión de Estado”.
Indicó que la implementación de los
subsidios a los combustibles genera mayor demanda, lo que implica finanzas
públicas “estresadas” y termina por no ayudar a los más pobres al promover la
desigualdad.
Explicó que para generar un beneficio
social de la Reforma Energética es necesario un subsidio directo a los más
pobres, sin subsidiar los precios.
Manuel
Molano dijo que el subsidio a las
gasolinas cuesta cerca de 47 mil millones de pesos al año del erario público,
“todos estos recursos podrían servir para otros programas que contribuyan a
disminuir la desigualdad, pero no se está destinando a ello. No estamos en
contra del subsidio, pero consideramos que esté debe ser directamente a las
personas que más lo necesitan, es decir, ayudar al que menos tiene y que sí
vive en pobreza energética”, aseguró.
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