Sanjuana Martínez.
Mucho se ha escrito sobre las
alianzas del PRI y del PAN, pero nunca antes esta unión que antes era contra
natura y hoy es natural, se había representado extraordinariamente en unas
elecciones como en las próximas del 2018.
El PRIAN no es un invento, es una
realidad. Y no teníamos que ser adivinos para saber quién quedaría en el
llamado Frente. Todo estaba decidido. Miguel Ángel Mancera y Rafael Moreno
Valle fueron demasiado ingenuos o simplemente simularon creer que tenían
posibilidades. Anaya anuncia su precandidatura porque sabe que será él.
¿Y por qué será Anaya? ¿Por qué el
PAN decide tener un precandidato cuestionado por corrupción? ¿Por qué el PRD y
Movimiento Ciudadano se someten al poder de Anaya? Demasiadas preguntas y pocas
respuestas.
Evidentemente Anaya es el
precandidato acordado por la mafia del poder. Finalmente, todos se alinearan a
José Antonio Meade para derrotar a Andrés Manuel López Obrador, crearan un
bloque anti AMLO para intentar derrocar a quien en este momento va número uno
en las encuestas de intención de voto.
Más allá de las uniones mafiosas, los
votantes pueden analizar la poca o nula diferencia entre Meade, Anaya, Zavala o
“El Bronco”. Aquí es
donde se difuminan las ideologías, los programas de nación, los planes de
gobierno. Todos persiguen el mismo
objetivo: el poder por el poder, el dinero por encima de los intereses del
pueblo.
Y para
conseguir ese poder han despedazado a sus propios partidos. Del PAN original quedan los restos; del PRD
mejor ni hablamos porque se ha convertido con los “Chuchos” en todo lo que
combatió y del Movimiento Ciudadano, pues ese, no es un partido, es la empresa
familiar de Dante Delgado.
La mimetización de los partidos
obedece a la corrupción. La mimetización desvela la oscura cara de la
partidocracia. La mimetización de nuestra democracia es la ruina para los
electores.
Meade simula no ser del PRI, Anaya
simula no ser del PAN y critica a Vicente Fox y Felipe Calderón, Margarita
Zavala ya no es del PAN ni acepta herencias malditas y Jaime Rodríguez “El
Bronco” es el “independiente” sin partido.
Al final, es obvio que todos son unos
simuladores. Lamentablemente ahora se deslindan de sus partidos. Les da
vergüenza su pasado, su afiliación, su pertenencia. A cualquiera le daría
vergüenza militar en partidos corruptos, pero presentarse como candidatos sin
ideología, sin pasado, es una falacia, una falsedad, un insulto a la
inteligencia de los ciudadanos.
Y es que en el ajedrez electoral
Meade viene siendo el candidato del PRI, PAN y PRD. De hecho, él mismo se
muestra orgulloso de serlo y se presenta como el “candidato ideal” que aglutina
todos los gustos. Para ello se ha paseado por los últimos cuatro sexenios con
puestos estratégicos, sin importar si está el PRI o el PAN en el poder.
Fue cómplice del mayor fraude
financiero contra la nación: el Fobaproa. Su padre Dionisio Meade es el
arquitecto del siniestro plan del saqueo millonario. Ahí empezó con Zedillo en
el Instituto para el Ahorro Bancario (IPAB) encargado de las operaciones
irregulares de los bancos y su respectivo rescate financiero.
Meade con Vicente Fox fue director
general de Banca y Ahorro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHC)
para seguir protegiendo los intereses de empresarios y banqueros. Después llegó
a Banrural que lamentablemente transformó en Financiera Rural para seguir
tejiendo con dinero del pueblo la telaraña de complicidades del saqueo
económico.
El precandidato del PRI y cercano a
todos los partidos de la partidocracia, ha sido el artífice de nuestra crisis
económica, gracias a su excelente desempeño, México tiene 60 millones de
pobres, una cifra que aumentó vertiginosamente en los últimos 4 sexenios donde
él ocupó puestos estratégicos de la maquinaria de hacer pobres. Y con Felipe Calderón, José Antonio
Meade, se convirtió en el guru de Agustín Carstens, el flamante titular de la
SHCP.
Es obvio que
Meade y Anaya no se sientan identificado con un concreto partido, sus intereses
los unen, así como también a los líderes del PRD encabezados por Alejandra
Barrales o Jesús Orega; igualmente a Dante Delgado. Todos pertenecen al mismo grupo, el grupo del dinero.
Ya no hay frontera entre ellos, ya no
hay diferencias. Anaya y sus amigos; Anaya y sus enemigos Roberto Gil Zuarth y
Ernesto Cordero no tienen problemas; ni tampoco el perredista Armando Ríos
Pitter, porque estos últimos dos, son amigos de Meade. Todos al final
pertenecen al mismo grupo de los itamitas fabricantes de pobres.
Por algo, Meade fue convertido por Enrique Peña Nieto
y su íntimo amigo Luis Videgaray en Secretario de Desarrollo Social en 2015. En
ese puesto estuvo un año, pero fue suficiente para repartir programas sociales
que ahora cosechará como votos.
La cargada del PRIANRD a su favor ya
se ve, ya se siente, ya se vive. Pero es una cargada descafeinada, desinflada,
mancillada por las nefastas reformas de Peña, por los escandalosos casos de
corrupción, por las decenas de gobernadores corruptos, porque sencillamente,
este país ya no aguanta más, los ciudadanos no nos chupamos el dedo.
MEADE-ANAYA-ZAVALA-BRONCO SON LO
MISMO, SIGNIFICAN LA CONTINUIDAD DEL DESASTRE, LA CAÍDA AL ABISMO.
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