Por
Alejandro Calvillo.
La expresión
metafórica de “el elefante en el salón” surge cuando una verdad evidente,
cuando un hecho indiscutible, un gran riesgo, es ignorado. Cuando un asunto
vital y trascendente se ignora, ya sea por pura ignorancia o por no querer
lidiar con las consecuencias que significa enfrentarlo. Ignorar el riesgo,
solamente lo aumenta. podríamos decir que el Elefante se convierte en un Mamut
en la Sala.
El Cambio
Climático es el Gran Mamut en la Sala de la Humanidad. El esfuerzo científico
internacional, que más expertos del mundo ha reunido, el llamado Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), creado desde 1988 para
brindar información sobre el estado del clima del planeta, cuáles son las
causas de su alteración y cuáles son las consecuencias que se están presentando
y que podemos esperar en los próximos años, ha advertido que sus estimaciones,
una y otra vez, se han quedado cortas.
En octubre
de 2018 el IPCC advirtió que nos quedan 12 años para evitar una catástrofe
climática global si no logramos reducir drásticamente las emisiones de gases de
efecto invernadero, en especial de dióxido de carbono, es decir, si no
comenzamos a bajar drásticamente el consumo de combustibles fósiles: carbón,
petróleo y gas. Si llegamos a un aumento de la temperatura global promedio de
1.5 grados centígrados en el 2030, se agudizarán las tormentas desastrosas, los
incendios forestales, las sequias afectarán cosechas y aumentará el hambre, las
inundaciones serán más frecuentes y severas, y nos encontraremos entrando en
situaciones en las que los fenómenos causados por el propio cambio climático lo
retroalimentarán. Es decir, las emisiones de dióxido de carbono por los
incendios forestales o el deshielo del “permafrost” causados por el cambio
climático pasarán de ser un efecto a convertirse en una causa más que
contribuye al calentamiento global. Un circulo descontrolado de
retroalimentación cuyas consecuencias son imprevisibles.
El Mamut
están en la Sala y amenaza a todos. Una niña de 16 años, con Asperger, levanta
un movimiento internacional en 8 meses y reclama ante el Parlamento Europeo y
ante Naciones Unidas por qué no se habla del elefante en la sala, del Elefante
en los Palacios de Gobierno, en los Congresos, por qué no se habla del Cambio
Climático, por qué no está en las páginas centrales de los diarios y los
noticiarios. Si provocará catástrofes que pondrán en peligro la vida de cientos
de millones de personas y afectará a todos los habitantes del planeta, si
multiplicará los movimientos de migrantes alrededor del mundo, si agudizará la
inestabilidad política, si generará graves hambrunas, ¿por qué no se habla de
él?.
David
Attenborough, el mayor documentalista de la vida en el planeta, advierte que
estamos en la última oportunidad. También, ante Naciones Unidas, a sus 92 años,
les dijo a los líderes del mundo: “La gente del mundo ha hablado, su mensaje es
claro… Se les acaba el tiempo. Quieren que ustedes, quienes toman las
decisiones, actúen ahora”… “La continuación de nuestras civilizaciones y del
mundo natural del que dependemos está en sus manos”.
En nuestro
país, los intelectuales prefieren no hablar de él, bajo la excusa de que no son
especialistas en Mamuts, perdón, en Cambio Climático. ¿Se requiere ser militar
para hablar de la guerra o ser experto en océanos para oponerse a su
contaminación? Los políticos de nuestro país, en su gran mayoría ignoran el
cambio climático. Se manifiestan en contra del sistema neoliberal y no ven la
mayor amenaza de ese sistema, no ven que el Cambio Climático avanza
aceleradamente por el contubernio entre las grandes petroleras y el gobierno
estadounidense que ha impedido que el mayor emisor de gases invernadero por
persona tome compromisos, se comprometa a reducir emisiones.
El elefante
está también en Palacio Nacional, como en la mayoría de los edificios de
gobierno alrededor del mundo. Y nadie quiere hablar de él, por ignorancia o por
lo que implicaría enfrentarlo.
Como Noemi
Klein tituló su libro sobre cambio climático: “Esto Todo lo Cambia”.
Todo lo que
se haga de política social puede venirse abajo en muy poco tiempo ante los
impactos del cambio climático, y eso si, serán los más pobres los que más lo
sufran, aunque todos seremos sus víctimas, víctimas de nuestra propia
incapacidad para ver el elefante en la sala y enfrentarlo.
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