Por Mathieu
Tourliere.
La
Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE)
informó que presentará un reporte al gobierno de Estados Unidos, donde
detallará los “múltiples costos económicos” que han generado los retrasos por
el cierre de algunas líneas de garitas fronterizas.
“Detener el flujo de mercancías y el
tránsito de personas es un detrimento para nuestras economías y para la
competitividad de la región. En consecuencia, la Cancillería reiterará a las
autoridades estadunidenses la urgencia de agilizar el tránsito de bienes, así
como profundizar la cooperación mutua para garantizar la eficiencia y la
seguridad de nuestra frontera común”, destacó en un comunicado.
Por su lado,
el canciller Marcelo Ebrard Casaubón dio
a conocer, desde su cuenta en Twitter, que junto con los gobiernos de Baja
California, Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas acordó
“presentar a Estados Unidos el costo e inutilidad de la tardanza experimentada
en los puentes de la frontera entre ambos países”.
El pasado 1
de abril, el Departamento de Seguridad Interna (DHS, por sus siglas en inglés)
retiró a varios de sus agentes que usualmente revisaban los vehículos y aduanas
en ciertas garitas fronterizas, y los reubicó en tareas de detención de
migrantes indocumentados. Ello provocó largas filas de vehículos del lado
mexicano, sobre todo en ciudades como Tijuana (Baja California) o Ciudad Juárez
(Chihuahua), donde los tiempos de espera para cruzar alcanzaron hasta ocho
horas.
En paralelo, el presidente estadunidense
Donald Trump despotricaba contra el gobierno mexicano, al que acusó de no
frenar los flujos migratorios, y amenazó con cerrar por completo la “maldita
frontera”.
El gobierno mexicano reaccionó de
inmediato la mañana del día siguiente, cuando el canciller Marcelo Ebrard
advirtió: “Si no logramos normalizar muy pronto esto, nos va a costar
económicamente a los dos países”.
Posteriormente,
el pasado miércoles 10, anunció que se comunicaría con el nuevo equipo del DHS
(Kevin McAleenan) para decirle que “frenar el flujo de personas y mercancías en
la frontera norte es muy mala idea”.
La estrategia que la Cancillería
anunció hoy va en la misma línea: pretende convencer a Trump y a su gabinete de
que “no existe un mercado al que Estados Unidos exporte más que el mexicano y,
de forma recíproca, es el mercado estadunidense el que recibe el mayor número
de bienes y servicios de México”.
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