La lista de suspirantes ya se ha vuelto interminable. No
alcanzan los dedos de ambas manos para enumerar a quienes han levantado la mano
para estar en la boleta electoral presidencial en 2018. Pero a los nombres de
quienes ya están apuntados habrá que anotar otro de quien ya ha tomado la
decisión de participar y lo hará público en cosa de días: Emilio Álvarez Icaza.
Lo tenemos confirmado. El ex ombudsman capitalino y ex
titular de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentará,
junto con organizaciones defensoras de derechos humanos un Movimiento,
destinado a convertirse en su plataforma de campaña.
Si bien su aspiración podría incomodar en el gobierno
federal, de quien ha sido crítico, particularmente en la tragedia de Ayotzinapa
y la desaparición de los 43, donde más ruido podría meter es en Morena y en el
propio Aß, pues la aspiración de Álvarez Icaza podría provocarle un boquete a
la izquierda partidista. Es inevitable echar una mirada al pasado y recordar
cómo, en 2006, cuando el tabasqueño perdió la elección presidencial por menos
de 250 mil votos, la entonces candidata de Alternativa Socialdemócrata,
Patricia Mercado, obtuvo en las urnas más de un millón de sufragios, que bien
podrían haberle dado la victoria a López Obrador.
El ex titular de la CDHDF tomó la decisión de participar
hace un par de meses. Antes, lo buscaron de manera insistente diversos cuadros
del PRD, sobre todo los Galileos Guadalupe Acosta Naranjo y Fernando
Belaunzarán, para sondear si tenía interés en ser su candidato a la Jefatura de
Gobierno de la CDMX. A Emilio Álvarez Icaza esa contienda no le interesó y, más
bien, comenzó a articular con organizaciones, como el Centro Pro y el Consejo
Nacional Indígena, un Movimiento.
Una vez en la ruta de construcción, acercó a independientes,
como el diputado local en Jalisco Pedro Kumamoto, y a activistas y académicos,
como el padre Alejandro Solalinde y Denise Dresser. Todos lo arroparán. Álvarez
Icaza busca ser candidato, sí, pero sobre todo, pretende convertirse en la
cabeza de un movimiento que postule a diferentes actores sociales a cargos de
elección popular tanto a nivel federal como estatal y municipal.
Los perredistas no solo pueden descartarlo como potencial
candidato a Jefe de Gobierno por su partido. Ya les dijo que no. Otros, tendrán
que comenzar a observarlo como suspirante presidencial. Va en serio por 2018.
¿Para qué le alcanzará? Esa es otra historia.
También les ha dicho que no a los perredistas en la CDMX,
Juan Ramón de la Fuente, José Woldenberg y Denise Dresser. Total que deberán
echar mano de la caballada, cada vez más raquítica, que tienen.
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