Javier Risco.
¿Imaginan lo
que es uno de sus días? Junta con secretarios, conferencia mañanera a las 7,
gira por alguno de los estados, reparto de ayuda, otro discurso, corte de caja
con alguna emergencia nacional, atender a invitados en Palacio Nacional,
inauguración de estadio, otra vez atender a medios, regreso a casa y va de
nuevo que le quedan más de mil 500 días en el cargo.
Debe tener
una agenda muy saturada y la cabeza en mil problemas.
¿Imaginan lo
que es recibir cartas de pueblos de la sierra norte de Oaxaca exigiendo agua
para seguir viviendo –eso es grave–, o una serie de oficios de gobernadores de
Guerrero, Tamaulipas y Veracruz informando que en un fin de semana han
asesinado a una veintena de mexicanos en cada estado, o ver que Petróleos
Mexicanos se aleja día a día de su salvación y crece la deuda? En fin, debe de
terminar agotado y con pendientes acumulados.
Con esto
justifico que quizá NO haya leído la carta enviada a su oficina por parte de la
organización defensora de la libertad de expresión, Artículo 19, el pasado
domingo 6 de enero del presente año. Es más no estoy seguro de que sepa de su
existencia o que alguien le haya informado que la organización que lleva
protegiendo a periodistas en este país los últimos años haya expuesto una
legítima preocupación por su lenguaje en las conferencias matutinas. Así que
hoy, a casi 80 días de su publicación, le recuerdo puntualmente fragmentos de
esa carta ignorada de Artículo 19.
• Cabe
recordar que las descalificaciones y estigmatizaciones constantes hacia medios
de comunicación o periodistas, como ha señalado la Relatoría Especial para la
Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH),
generan un clima que impide una deliberación razonable y plural sobre todos los
asuntos públicos y, en un contexto de violencia como el nuestro, incrementa la
vulnerabilidad de las y los periodistas.
En este
sentido, es importante advertir que las descalificaciones no son parte del
derecho de réplica. Dicho derecho no entraña descalificar o estigmatizar a
quien tiene un discurso contrario, sino que atiende a la necesidad de conocer
las distintas versiones de los hechos del protagonista de una nota
periodística. La réplica no debe restringir o inhibir la libertad de expresión,
sino complementar y permitir a la ciudadanía hacerse de una idea propia a
partir de diversas visiones.
Además, al
ejercer el derecho de réplica debe atenderse al carácter de quién lo hace. No
tiene las mismas implicaciones y alcances para un ciudadano o una ciudadana
común que para un alto funcionario del Estado, quien cuenta con todos los
medios a su alcance para hacerlo de manera prudente y razonable, sin un afán de
inhibir la cobertura controversial o las opiniones críticas.
• Cabe
recalcar que la protección de la libertad de expresión tiene un sistema dual,
que permite gradualidad en la tolerancia de discursos chocantes que pudieran
resultar molestos para los funcionarios públicos, precisamente en virtud del
interés público de sus actividades. Así, quienes detentan el poder público y
quienes se ponen de manera voluntaria en el foco público, deben tener mayor
tolerancia a tales discursos precisamente por quedar sujetos al escrutinio.
• En este
sentido, Artículo 19 recuerda que es responsabilidad de los Estados contribuir
a generar un clima de mayor tolerancia y respeto por las ideas ajenas, incluso
cuando las mismas resulten ofensivas o perturbadoras. No debe perderse de vista
que México es hoy uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo.
Tan sólo en 2018, Artículo 19 documentó nueve asesinatos a periodistas en razón
de su labor informativa.
No es la
carta completa, sólo es un fragmento, ojalá que ahora sí la lea López Obrador,
o por lo menos que le llegue al subsecretario de Gobernación, Alejandro
Encinas, para que al menos tengan una respuesta articulada cuando en un tiempo
no tan lejano otro periodista, como lo hizo ayer Humberto Padgett, le pregunte:
“Yo quisiera preguntarle con todo respeto. Usted decía, antes de ser
presidente, que el insulto desde el poder es una amenaza, la recurrencia de
llamar a la prensa que es crítica de usted como fifí o conservadora, ¿no
favorece el estado de las cosas ya de por sí muy descompuestas en el país?”.
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