Javier Risco.
¿Cómo se puede conseguir la paz sin
verdad y sin justicia? ¿Cómo conseguir la reconciliación nacional si las
víctimas de ese mentado periodo neoliberal están –a veces– en el discurso y no
en los hechos?
Para curar las heridas de este país
desangrado por la guerra contra el narco hace falta mucho más que la
instalación de comisiones, que aunque sumamente necesarias, poco podrán hacer
si nacen atadas de la mano de una austeridad que ahoga la búsqueda de verdad.
¿De qué le sirve al país que un
comprometido funcionario, como Alejandro Encinas, esté al frente de la búsqueda
de los 43 y de los más de 30 mil desaparecidos si no tendrá cómo echar mano de
recursos para encontrarlos e identificar a los más de 26 mil cuerpos sin
identificar?
Ayer el presidente Andrés Manuel
López Obrador encabezó la reinstalación del Sistema Nacional de Búsqueda de
Personas Desaparecidas. En público, frente a decenas de familiares que han caminado
el país desenterrando cuerpos y visitando Semefos para ver si entre ellos están
los hijos, padres y hermanos que les arrebataron, les prometió “recursos
ilimitados” para ayudarles a encontrar paz.
“Los queremos vivos, ese es del deseo
y vamos a dedicar todo lo que se necesite. El Estado mexicano se va a dedicar a
la búsqueda de los desaparecidos.
“No sólo es asunto de una Comisión,
sino es una responsabilidad de Estado; es decir, todas las instituciones, todo
el gobierno, ese es el compromiso. Que no falten los recursos, no hay límite
presupuestal, no hay techo financiero, es lo que se requiera.
“Estamos haciendo un gobierno
austero, sin lujos, y vamos a ahorrar y lo que se obtenga, lo que se libere por
la austeridad, se va a destinar a esta justa causa de encontrar a los
desaparecidos”. Que no se olviden estas palabras del presidente López Obrador.
Pero, ¿qué ha hecho en su primer centenar de días
en el gobierno? En los hechos, las víctimas tuvieron menos peso en el
presupuesto aprobado por el Congreso que los programas sociales que sí han
estado siempre en la prioridad del gobierno federal.
Jacobo
Dayán, escritor, periodista e investigador desde hace muchos años en temas de
derechos humanos y desaparecidos, lo resumió muy bien a través de su cuenta de
Twitter en los distintos aspectos que abarca la promesa presidencial de “hacer
todo para encontrar a las personas desaparecidas”:
• Verdad: ¿Dónde quedó la gran
Comisión de la Verdad de la que se hablaba en campaña?
• Búsqueda: La Comisión de Búsqueda
recién conformada no cuenta con los recursos humanos ni financieros necesarios.
Las comisiones estatales son prácticamente inexistentes.
• Justicia: La FGR no tiene ni la
independencia ni las capacidades necesarias. Las fiscalías estatales son una
vergüenza. Es necesario un mecanismo internacional contra la impunidad para
desarticular las redes criminales, de corrupción y de protección política.
• La Comisión de Investigación para
Ayotzinapa es necesaria, pero no resuelve la exigencia de millones de víctimas
de ejecución, desaparición, tortura, desplazamiento forzado y despojo de
tierras a pueblos indígenas.
• Reparación: El modelo de reparación
no está diseñado para la dimensión de la crisis humanitaria que vivimos. Urge
un rediseño nacional.
Y es que aunque sí fue un tema de
campaña y el Presidente ha dicho que es prioridad en su gobierno, la desarticulación
que hay en los procesos estatales, la falta de recursos y la impunidad en
muchos de los casos –a cadena de mando en el caso Ayotzinapa, por ejemplo–, los
desaparecidos se han quedado ahí: en buenas intenciones.
Ojalá y AMLO escuche a la comisionada
Karla Quintana porque tiene razón cuando dice: “El reto es titánico. Prevenir
la desaparición de personas y eficientar su búsqueda, con la firme intención de
cumplir con nuestras obligaciones institucionales”.
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